Algún amor cantarino
debe gobernar a esas algas
que como pelillos danzarines
bailan en el fondo
de un mar poco profundo.
Algún espíritu bien intencionado
debe guiar a los melanocetos
en su territorio abisal,
algún absurdo capricho
mantiene al mar vivo
pese al plastico, la caca,
los relaves y la insanía
de esta raza pequeña
e indiferente.
Hijos del aire tóxico
de la comida genéticamente alterada,
de las aguas sucias, de la codicia,
gordos de abundancia y basura
y ciegos al otro extremo
de famélicos y abandonados.
AOC.2016
Gráfica Zitronenradio // Stanislav Sidorov // Shuwei Liu
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