

Los niños olfateadores
de musgos invernales
se quedaron dormidos
con sus secretos, bien adentro.se quedaron dormidos
Guardaron en sus dedos
la suavidad aterciopelada
y húmeda
de esas alfombras verdes,
que crecen
justo
donde ningún pie
se atreve
a pisar.
En su sueño
llevaron el secreto
de miles de lluvias,
unas silenciosas,
otras cantarinas
que mojaron sus hilitos
de musgo suave
para mostrarlo
al sol
de primavera.
Ellos no volverán,
recogerán sus colores
y un día cualquiera
olvidarán.
A.O.C. 2008
a Fabiola
