Llevabas la vida
en tu risa dorada,
carcajeante, espléndida,
sujeta a una firmeza frágil
de espuma y lágrimas.
Tu sombra larga
protegía
el valle
de tus afectos
con entusiasmo
e infinito amor de madre.
Sostenida a un aire difuso
que emanaba
de tu profunda pena,
marcaste el camino
de tus pasos
que te dejarían por siempre
cumpliendo el sueño
de ser un ángel.
AOC.®.2012