domingo, 15 de marzo de 2015

Río Ouse (r)








El suicidio cometido
fue un acto de piedad
consigo mismo.
No era un ruido en su cabeza,
no era la locura,
no era el miedo.
Fue la necesidad
de ya no estar,
de ser olvidado,
de sólo haber pasado.

Pero todos ellos,
los albaceas de las culpas
quedaron allí
buscando respuestas.
Ella, la amada
por la que habría que sobrevivir,
aunque destile veneno
en sus entregas,
dulces entregas.
Hijas lejanas,
amigos distantes,
hermanos indiferentes,
padres muy viejos,
dolores antiguos,
amores perdidos,
y los protagonistas
de su propio ombligo.

Cuando alguien miró
esos ojos
que reflejaban el mar
en lo abismal de su fondo,
nada vieron,
él se había ido,
sólo fue
un acto de piedad
que se perdió
en la inercia de unas rocas...



A.O.C. 2015


Gráfica: Gölgeler // Oleg Oprisco // Izinsiz Gösteris

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