Salen la viejas sombras
a esperar un poco de compasión
del humedal estancado,
abovedado en piedra caliza.
Aguas sin hogar
fluyen a tontas y a locas
por el abismo
regando gota a gota
la tierra áspera.
Cada árbol muere de píe
aferrado a este mundo-isla
de agua y reflejos,
muy dentro de ese viaje
que olvida la memoria.
Apenas un sopor salado
se adhiere al paisaje,
con profunda liviandad
este lago recoge toda la luz
y hace un mundo con ella,
donde yo sólo contemplo siluetas
como una vieja medium de feria.
AOC.2015
Gráfica: De la red // Alfred Cheney Johnston // Henry Clive
2 comentarios:
Quisiera no morir de pie, como un árbol, desprovisto de raíces e ilusiones.
Un fuerte abrazo, Antonia.
Otro grande para ti, Jorge
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