En la vida ocurre
lo que en la muerte
deja de ocurrir...
nada.
nada.
Pequeños barbechos de sueños,
murallas contenedoras de aire,
sostenidos a cosas,
absurdos objetos,
que pelean por el lugar de los otros,
sólo para perpetuarse inertes
a la manoseada escala de valores
que los ubican merecidamente
en el cielo pío de diezmos y misericordias.
Tornillos de rutinas
afirman gloriosas ideas de eternidad
que la tumba arrebata inevitablemente,
práctica y consecuente
al perpetuo transcurrir.
AOC.2015
Gráfica: Cemal Sureya // Federico Bebber // Ichiro Tsuruta
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