Esta agua,
como el aceite
hace de mediador
entre la vida y la muerte
y va dejando
esos objetos sólidos, inamovibles,
extraños
Atornillados
a la sicología del espejo:
ver y mostrarse
con toda esa ambivalencia profunda
en que se vive,
pasar
pasar
de una contemplación que lamenta
a otra esperada,
de una que consuela a otra que ataca.
Y el agua siempre
hincha los gérmenes
y surgen las fuentes
en un nacimiento continuo,
donde éste mi pozo
solo refleja
pequeños trasmundos
que se escapan
gota a gota.
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