Mi noche se desliza
por el filo de un párpado,
lampara de miserias
silenciosas, incurables
que canalizan la espuma
de un mar efímero.
Me desplazo en las nubes
a paisajes habituales
en donde ya no existe
el sabor de tu boca,
ya resulta irreconocible
la conciencia originaria,
parecida al llanto,
a un nido,
a cosas dadas vuelta.
Ya nada me queda,
solo obsesiones
de tu sombra
que el viento deforma
en un espacio de ojos desiertos
y gritos sin ecos.
Antonia Obiol y C © 2010
Grafica: Erika Khun // Pride Nyasha
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