Perdida en años,
a nadie le importó esta pena,
nos dejaron sin mirada
aullando en la noche
a nuestros muertos.
Y ellos
tienen las respuestas bien acomodadas,
nunca preguntan...
y gritan desde la cima
¡¡¡ Cállate, no preguntes!!!
Mientras nosotros
venimos rodando
desde el fondo del tiempo
marcados por la impunidad
de nuestros ojos rotos,
modulando nuestra voz
como pequeña arpa eólica,
invadiendo un espacio sonoro
que comienza en un suspiro
y que se extiende sin límite
como la verdadera voz
de nuestra manada.
AOC ® 2020
Gráfica: Edward Burne-Jones 1833/98 // Emanuel Ochoa
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