La identidad
de estas sombras íntimas
traspasan el umbral sociológico
de estas cerraduras
que tras la puerta
elaboran su propio catálogo
de frialdades y silencios.
Me gusta esta trama
que tejen mis argumentos de cajón
con todos esos objetos enlazados
desde un pasado muy antiguo
y el día nuevo.
Como niña golosa
tengo los ojos más grandes
que el estomago
y esa leve ambivalencia
de los siquismos perturbados,
siempre más allá
de la realidad geométrica
adonde arrastro mi casa
con cuerpo de paloma,
de nido, de crisálida.
Antonia Obiol y C ® 2016
Gráfica: Stas Sugint // Rafal Olbinski // Abe Kiyoko
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